
La calle grita más fuerte, mucho más fuerte, que todos los medios audiovisuales hegemónicos. Los muros y las paredes son más expresivos que todos los diarios juntos. Son la guarda de la conciencia colectiva de los sin voz, de los millones de anónimos laburantes, estudiantes, proletarios y de la clase media: profesionales, académicos, poetas, plásticos, músicos, actrices y actores, maestras, docentes y doctores.
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