Las clases dominantes justifican su explotación naturalizando y profundizando la división de clases: siempre hubo ricos y pobres, algunos logran progresar, existen capacidades diferentes… De un modo similar, también naturalizan el orden patriarcal, la supuesta inferioridad de la mujer, la maternidad como un mandato social ineludible y las tareas domesticas como su correlato.
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