Cristina Fernández inauguró el 131º período de sesiones ordinarias del Congreso, con un discurso de 3 horas y 40 minutos. No fue una oratoria tan espontánea como en otras ocasiones sino basada en un escrito al que echó mano. No era para menos porque en estas rendiciones de cuentas hay muchos números y porcentajes, y es imposible citarlos de memoria, aún para una muy buena oradora.
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