miércoles, 20 de marzo de 2013

Tres niños de distintas comunidades originarias mueren en menos de dos meses a causa del hambre y la situación de pobreza. La resistencia y sus consecuencias


Mientras que el país es proyectado como una fuente de alimentos para el mundo y se consolida un modelo agroalimentario-extractivista, los pueblos originarios paralelamente a ese “progreso” son desalojados, excluidos, marginados, reprimidos y expulsados a las ciudades. Pero el hambre no es la única forma en la que se presenta el genocidio invisible. Quienes se resisten a este camino son reprimidos, amenazados y asesinados. Siempre en situaciones “dudosas” que quedan en la nada y nunca se encuentran culpables.

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