
La Presidenta de Argentina, Cristina Fernández, inauguró las sesiones ordinarias del Congreso Nacional 2012 a través de un relato transmitido en cadena medial para quien quisiera escucharlo. Consistió en una suerte de discurso total, abarcador, multitemático. Paternal, general, agresivo. Un conjunto contradictorio, a veces golpeado, a veces dramático, a veces pedestre, a veces homérico, a veces coloquial, a veces convincente, a veces inconsistente, a veces verosímil. Para realizar un primer análisis del lato pronunciamiento de la Mandataria, quien suscribe se entrevistó con el economista y académico Fernando Azcurra
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